Los kakapos poseen plumas de color verde musgo mezcladas con negro en la parte posterior, que les permite camuflarse muy bien con la vegetación de la zona. Ya que las plumas no necesitan la fuerza y rigidez requerida para el vuelo, estas son extraordinariamente ligeras, dando mayor relevancia al epíteto específico de habroptilus. El vientre, cuello, y cara son amarillentos, existiendo grandes variaciones de unos ejemplares a otros. Es sabido (gracias a especímenes de museos) que algunos son de un color completamente amarillo. Los kakapos tienen una cara redondeada por finas plumas, haciendo recordar la cara de una lechuza; tanto es así que los primeros colonos europeos les llamaban loros lechuza. Sus picos están rodeados por delicados "bigotes", los cuales usan para tantear el terreno cuando caminan con la cabeza agachada. El final de las plumas de la cola suele acabar desgastada por el continuo roce con el suelo.
El pico de los kakapos está especialmente adaptado para machacar comida con mucha precisión. Debido a esto, los kakapos tienen una molleja muy pequeña, comparado con otros pájaros de su tamaño. Las patas son largas y escamosas y, como en todos los loros, presentan zigodactilia (dos dedos hacia delante y dos hacia atrás). Tienen las garras pronunciadas, las cuales les son muy útiles para trepar.
Los bigotes alrededor del pico.
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