PAVO OCELADO

Cuando escuchamos hablar de guajolotes o pavos, usualmente se nos viene a la mente la imagen del pavo norteño (Meleagris gallopavo), esa ave de color café-grisáceo que tiene una larga tradición de domesticación y comercialización a nivel mundial.

Pero resulta que al sur de nuestro país existe otra especie llamada guajolote o pavo ocelado (Meleagris ocellata) que posee colores totalmente distintos al pavo norteño, pues resulta que los machos tienen las plumas de sus cuerpos con una mezcla de color bronce con verde iridiscente; las patas son rojizas con espolones largos; la cabeza y cuello son desnudos con un color de piel azul brillante y con verrugas (nódulos) de color naranja, además de un tipo corona con nódulos parecidos a los del cuello, la cual en la época del apareamiento se ensancha y se vuelve más brillante con tonos más marcados de amarillo-naranja. Las hembras son similares a los machos pero son más pequeñas, con colores más opacos y carece de las verrugas en la cabeza, así como de los espolones.

Las colas son gris azulado con un círculo azul grisáceo en forma de ojo, con una mancha cercana a la punta y al final una punta dorado brillante. Estas manchas de la cola son las causantes de su nombre común, ya que ocelado viene del latín ocellata que significa ojos. Estas colas nos recuerdan a las colas del pavo real, lo que ha llevado a algunos científicos a creer que está más emparentada con esta especie que con el pavo norteño.

Durante la época de apareamiento los machos despliegan sus colas en forma de abanico para seducir a las hembras y emiten un tenue cloqueo. Estos sonidos solo los hacen durante esta época, el resto del año son muy silenciosos para evitar que sus plumajes vistosos los delaten frente a los depredadores.



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